domingo, 12 de abril de 2009

14/05/2004

Querida:
A la altura del silencio. Es mi altura. Ahora todo es como el sueño de la noche. La miro. La escucho. Es inmensa y aflictiva como la ternura. Algún rumor lejano, espacios de horas muertas, oblicuos de clandestinidad y sospecha. Son las gentes del error y el miedo. Llevan la vigilia a la noche, duermen asustados mientras esperan al sol. Ya es tarde. Mi fatiga. Mi sueño. Y no gritaré tu nombre. Porque estará en mí y yo lo sabré.