Querida, hoy no estoy tan bien. Me sobrepongo recordándote. Anoche, noche de sabores y licores lamentaba mucho tu ausencia. Qué hacía allí sin ti, cómo quise poder despegar, dar un salto y estar donde estás tú. Pero no, la música, las luces rebotaban en mi cuerpo y atravesaban mis manos. Las palabras te acercaban, pero no sirve de mucho, porque aumenta la desdicha de no tenerte cerca. Pensé en la sierra, en un pueblito donde podríamos ir, subirnos a la pick-up blanca, y atravesar los nombres de la noche juntos. Pensé en los olores, tu olor de mañana, en miradas que salían de arrugas de antiguos señores, casi piedras, casi árboles. El viento frío me golpeó el rostro al salir, me recordó tu falta, sin embargo, su suavidad me dirigió. Querida, tan fuerte mi abrazo, tan largo este beso.
tuyo