Querida, soñé contigo pero no eras tú. ¿Cómo explicarlo? Traías un ticket como en esa canción de la Chapman, había una estación de proporciones gigantescas, y tú estabas justo en el centro donde los viajeros entraban y salían de los andenes, algunos tristes porque tal vez dejaban un amor, otros contentos, porque en sus ojos podía ver cuanto habían extrañado su ciudad y el retorno les hacía cosquillas en los pies para de nuevo caminarla, reconocer sus largas avenidas. Y tú en medio de esta polaridad de sentimientos. Yo no sé por qué no bajaba, me quedaba desde ese rellano observándote tan preciosa, tan noble.
lunes, 22 de octubre de 2007
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