La navidad es demasiado pesada para ignorarla, querida. La navidad llena de caramelos. La navidad que se repleta de una manera nociva. La navidad de los que se fueron. Escuchando las charlas de los parientes, oliendo los guisos que de la cocina vienen; recordándote; viendo a la gente hacer compras, regalos; acompañando a la abuela a la Misa de Gallo; deseándote; tronando cohetes... espantando la soledad en estas estancias de infancia. Aunque a mí me gustaría sentir algo en la navidad, cosa que nunca me han preguntado. Sentirte, irte sintiéndo en mi sueño y en la vigilia—como dices tú—de cualquier modo...
ps. felicidades
viernes, 21 de diciembre de 2007
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