jueves, 26 de junio de 2008

Edit

Descansa, querida, que el sueño sea un buen compañero, que llegue a donde no puedo estar. La noche me toca y mis manos están sucias, quisiera que de tinta fuera, por las tantas cartas que no te escribí, pero no, pero no, sucias de tanto vacío, de no tocar nada. Estoy aquí, sin mirarte, estás pero le haces mucha falta a mis ojos. Sólo estaban las calles y las cosas. Los recuerdos de los amigos se me amontonan mientras camino. ¡El espacio de la noche no basta para que quepan!, por eso caminé solo, recordándolos. Sus voces, sus risas, sus alientos y sueños, sus abrazos, me hacían pulsar el corazón. Y si en una esquina aparecieran: qué bueno que están de vuelta—les diría. Me siento cansado, como una línea transparente, diminuta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tus ojos que miren me hacen falta

PaoValdivieso dijo...

y me acorde de un libro llamado cartas ha isadora un beso