Dibujo en tu rostro una ciudad querida con el propósito de caminar. Que seas tú mi refugio ambulante, mi espacio etéreo. ¿Desde cuándo eres el exterior? Camino para reunirme contigo para esperarte. Camino por caminar pero con la sustancia tuya en mí. La ciudad de la que recuerdo sus calles como si de aromática intimidad se tratara, proyecta la imagen que de ti tengo y te salgo a buscar. Trazo el perfil de las sombras del día, recojo racimos de jacaranda, semillas, piso latas comprimidas, hurgo en las bolsas huecas de mercancía y a palma abierta siento la calidez de las paredes y su porosidad. Cada vez dando más pasos, perdiéndome para encontrarte, hasta que las horas cubran mis zapatos con su secreta oscuridad, y no pueda verte más en los vértices de la ciudad, pero mis ojos cerrados estarán nombrándote, ya con las estufas apagadas y en el silencio del cuarto.
jueves, 31 de marzo de 2011
miércoles, 23 de marzo de 2011
Deriva
Ahora aquí sin tu presencia que imagino espiral, soltando palabras como muchas veces te solté el corazón. Aquí con mis puños rotos de tantas batallas escritas. El aire suena. El grillo te canta. El calor se cuela por la ventana. Ah, la alta noche respira cerca de mí. Me agarro de nada y estoy sostenido solo por la palabra. Los días marchan con curiosidad y tienen una fragancia funesta: me hacen olvidarme del peso de tus manos. Cuántas veces las sostuve al caminar a tu lado mientras dejábamos que el mundo se oxidará en los pasos de los demás a pesar de sus risas. Ese andar de calles--que recuerdo--es una mala piedra en mi zapato, porque recuerdo las buenas con las que cambiábamos de rumbo cada cuatro caminos. Aquí, querida, mentándote en secreto. Pensando en un tiempo que antecede a todos y que aparece lúcido en mi memoria: algo me hace imaginar que no ocurrió jamás, que yo soy una bolsa de plástico a la deriva. Mi habitación solo lo sabe. Conoce la grama de mis pensamientos. Te reproduce en su espacio hueco. Te llena con la sonoridad y la bella deformidad de los objetos. Te ensancha hasta el límite de los materiales que la contienen. Intenta sin fin hacer un modelo de ti y yo solo siento desdicha de que no puedas materializarte. De ver tu vista altiva traspasándome. De sentir tu boca de mar y tormenta. Te pienso tanto querida. El tiempo se encargará de que yo sea polvo y pronto solo seré una voz en mi habitación. Un eco que trascenderá su silencio. Tu silencio.