martes, 29 de mayo de 2007

Foto

Qué hermosa eres sin palabras. Conservas en tus ojos no nada más recuerdos, sino que puedo a través de ellos mirarme a mí, extático, fruidor incansable de la belleza de tu rostro. E inexplicablemente te quiero así en este momento, y en otros momentos de muchas maneras, pero ahora así, con el silencio de tu imagen, y tu cabello suelto; con el metálico sonido de los pasamanos y lámparas sencillas, sin ningún otro propósito que iluminar y dejar vernos. En blanco y negro opacan a las multicolores, porque aparecen definidas y sombrean cachitos de ti en proporciones nostálgicas y simples que, sin embargo, hacen que los ojos quieran verte más y más bella te vea. Después viene el paisaje: una perspectiva ambulante, pintada de personas como flores, y el exterior: lugar de constantes encuentros y soledades, se detiene en el preciso momento en que tus ojos empezaron a mirarme. Y te quedás así, de esa manera, para siempre, única de alegría ilimitada, por siempre así, viéndome en silencio, existiéndome.

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