lunes, 26 de noviembre de 2007

Respiro

Que respirar tenga sentido, querida. Por eso escribo para respirar dentro de mis cuatro paredes, que construyó un albañil ha mucho tiempo; mira cómo pulso, cómo mis dedos se posicionan en las teclas, imitando los trabajos del constructor de casas; movidos por los impulsos, sí, quizá por los motivos de grabar en ti, de sentirte cerca. Ya empiezan a poner molduras de luces en las casas. Qué exacto el tiempo, querida, qué mueve a las personas para grabarse las melancolías en las fachadas y luego pararse allí, afuera y sentirse satisfechos... Ya casi no hay nadie. Ya empieza la noche helada. Ya se terminan las conversaciones. El tiempo se amotina, el tiempo se mata, y aprovecho este tiempo en que no estás y existes, porque puedo contarte que te quiero, porque puedo señalarte una ventana.

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