Son más los años que han pasado que los inciertos que vendrán: es más la vida la que rodea a la muerte, querida. De mis restos vivo. La memoria es ese regreso imposible. Pero yo te traigo a mí para sostener todas las voces. No hay futuro no hay nada más allá de la última sílaba que escribo. Ahora mismo provoco este pasar incierto de los ojos por las palabras y detrás de cada uno está tu rostro y aquellos lugares distantes—a pesar de su insistencia en los documentos. No hay fotografía tuya para llevarla conmigo en un camafeo como esos héroes antiguos. Espero, vivo seduciendo a las horas y a veces cuando la tierra se cubre toda de estrellas ya no sé qué esperar. Miro mis pasos torpes y en esos rastros la única huella que hay de ti es el silencio inmenso del mundo. Mis días acaban, acabarán y siempre, en cada uno de ellos hasta mi último aliento te revelaras ungiéndome con tu beso imposible mi cuerpo, destinado a padecer los calabozos de la tierra.
jueves, 29 de diciembre de 2011
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