sábado, 30 de junio de 2012

Nos han impuesto la memoria


Las calles querida con tantos nombres son una prueba de que la memoria es una imposición. Vacunados en el día a día por la historia de una cúpula gris que existe y nombra a todas las cosas. El luto de generaciones es un luto que se nos incrusta así como la tristeza y la violencia. Mis alegrías son mis silencios a ti cuando también cierro los ojos y miro este tiempo que habita en mí donde tú apareces para sostener en tu mano esta ficticia memoria de la ciudad. Si se desmoronara toda como el cartón mojado de las chabolas: ese universo lejano construido a partir de fijar un límite de terror en la ciudad, un cerco que impide habitar otra cosa que no sea esta memoria de nuestras avenidas. Te repaso querida como si te leyera en voz alta y mis voces se multiplican en el diapasón de las ventanas y quisiera sólo, aunque me convierta en un desertor, borrar de mí toda esta construcción de las cosas. Te quiero.

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